En su sede de avenida Castelli al 1000, su espíritu inquieto y emprendedor lo llevó a crear -entre otras cosas- el templo, con capacidad para 1000 personas, oficinas, carpintería, librería, escuelas primaria, secundaria, jardín de infantes, estudios de radio y televisión y talleres de oficios.

En el amplio predio también se practica y enseña, futbol, vóleibol, hockey, gimnasia deportiva y modeladora.

Más adelante, con gran visión emprendedora, avanzó en la construcción de albergues, hospital, clínica de recuperación kinésica, geriátrico, playón deportivo cubierto, pileta de natación, fast food, escuelas de formación profesional y técnica y centro de investigación técnico-científica. La Educación Alimentaria, también tiene su lugar en la tarea de esta Iglesia, a través del dictado de cursos de capacitación para docentes y alumnos.

Tampoco le fueron ajenos los conflictos sociales, de hondo impacto en la juventud y la familia, como la droga-dependencia y violencias de distinto tipo, que encontraron en el voluntariado de la Iglesia un invalorable espacio de contención.

Debe remarcarse asimismo, el trabajo de un Centro de Atención Primaria de Salud que atiende la demanda de toda la zona. La Iglesia nació en el domicilio particular de Ferrando, para trasladarse después a la avenida Rodríguez Peña 56 -en pleno centro de nuestra ciudad- y llegar actualmente a desarrollar sus múltiples actividades religiosas y de servicios sociales , en el amplio complejo de la Asociación Cristiana Iglesia de Jesucristo, en Castelli al 1000, único en sus características.

El objetivo de Ferrando, según sus propias palabras, era el de predicar el evangelio y abrir Iglesias en cuanto lugar “Dios lo fuera permitiendo, para que la gente encuentre el camino a la salvación y a una vida plena aquí en la tierra. Nunca más actual que hoy, la necesidad que nuestros niños se instruyan y crezcan en un ambiente cristiano. Jamás antes se hizo tan imprescindible la reivindicación de valores bíblicos sobre la cual descanse la evolución de nuestros jóvenes, psíquica, moral y pedagógicamente.”

Quizá por eso, y por su fuerte, decidida y carismática personalidad, Tito Ferrando, cuestionado por muchos, sin embargo supo congregar una inmensa multitud de fieles y seguidores que hoy despiden con dolor a su pastor y guía.

Sin dudas, y más allá de los cuestionamientos y acusaciones que debió enfrentar no pocas veces (a los que nadie con notoriedad pública es ajeno), fue un hombre de presencia relevante no solo en su comunidad religiosa, sino en toda la sociedad resistenciana. Sus restos fueron velados en el templo Iglesia de Jesucristo. Donde se realizó un culto homenaje a cuerpo presente y fue sepultado cementerio Parque Jazmín.

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